«El monstruo de Messiaen», ridiculizado por la crítica en su estreno, siguiendo la mejor tradición de obras geniales, ahora «se ha consolidado como uno de los clásicos más asombrosos del siglo XX», como escribe Nigel Simeone en el folleto de este brillante nuevo lanzamiento. La alegre generosidad de la composición orquestal y la naturaleza caleidoscópica de la invención musical hacen de Turangal una de las obras más características y atractivas de Messiaen, considerada por muchos su obra maestra. Además del sonido característico de las ondas martenot, la otra característica que llama la atención es la parte virtuosa para piano, que en cierto modo se trata de un concierto, aunque la magnitud de la contribución orquestal oculta ese título específico. Pocas veces se ha interpretado de forma más explosiva que aquí, con un reconocido maestro vivo de la música para piano de Messiaen, Steven Osborne, al teclado.