Quienes se destinaban a ser guerrero águila eran seleccionados con esmero por los maestros del calmécac y del tepochcalli, las dos escuelas donde los aztecas recibían una instrucción obligatoria. Aprendían a seguir la palabra antigua, a respetar los consejos sabios de los más viejos. Antes de dominar el arte de la guerra aprendían a curar. El guerrero era ante todo alguien capaz de defender con valor, su fe en la vida. Al término de muchos años de un duro aprendizaje, los mejores estudiantes eran consagrados guerreros águila.El cuauhpilli (guerrero águila) ascendía los diferentes grados militares mostrando firmeza y coraje en los combates. La realización de actos heroicos y la captura de enemigos en el campo de batalla eran recompensados. Los guerreros águila constituían la élite del ejército, y entre ellos se distinguían por sus insignias, la riqueza de su ornamento así como la belleza de las plumas que ornaban su penacho. Los de más alto grado tenían un penacho con sólo la parte superior del pico del águila.